“Ya me quitaron beneficios y no tengo confianza en ese plan”, agregó un empleado, de 56 años, que al igual que otros trabajadores se rehúsan a adquirir los certificados emitidos por el Banco Central de Venezuela (BCV), que están respaldados por “lingoticos” de oro.
Muchos venezolanos se ven obligados a solicitar préstamos alas cajas de ahorro para poder comprar medicinas o alimentos debido a la inflación y la crisis económica que hay en el país.
Los certificados están dirigidos a personas particulares y a las cajas de ahorro, asociaciones promovidas por los empleados en sus puestos de trabajo, y que reciben aportes mensuales de trabajadores y empleadores, que son descontados del salario de cada mes, informó Reuters.