FEDEAGRO|15 AGO 2019

Colapsa la agricultura ante la indiferencia gubernamental y los agricultores renuevan la fe en la recuperación del Sector.

Las Federaciones, Asociaciones, Cooperativas, Cámaras y Fundaciones de Fedeagro, reunidas en el Paraninfo de la Universidad Metropolitana en ocasión de nuestra Asamblea anual, nos dirigimos al país para dar cuenta de la  situación del Sector Agrícola Nacional y sus perspectivas futuras.

Los resultados de la agricultura en el año 2018; tal como lo hemos documentado, representan records históricos negativos. La producción de la mayoría de los rubros y de todos los que conforman la dieta del venezolano, retrocedió a los niveles de cuatro y cinco décadas atrás.

Un conjunto de factores con una influencia determinante en el Sector Agrícola, conspiran contra de la producción agrícola desde hace más  diez años, entre los cuales es importante mencionar:

  • La inseguridad jurídica, personal y de bienes agrícolas.
  • La intervención del gobierno en la formación de los precios internos.
  • El desabastecimiento de semilla, fertilizante, agroquímicos, tractores, implementos, equipos, repuestos, baterías, cauchos e insumos  básicos para la producción.
  • El crecimiento exponencial de los costos de producción.
  • El deterioro de la vialidad agrícola.
  • Las permanentes fallas de electricidad.
  • La reducción de áreas agrícolas de buena calidad por la sedimentación de ríos y caños sin dragado.
  • La reducción del área regable por sedimentación de las represas.
  • La desinversión en infraestructura productiva y de servicios agrícolas.
  • Las restricciones crediticias provocadas por el aumento del encaje legal de la banca.
  • El desmantelamiento de nuestros centros de investigación.
  • El ahogo presupuestario de las universidades nacionales.
  • La proliferación de empresas públicas ineficientes, cargadas de burocracia, dependientes del Presupuesto Nacional y actuando en todos los campos, desde la provisión de insumos hasta la distribución de alimentos.

Si la agricultura en el año 2018 parecía tocar fondo, en este año penetrará en el subsuelo. En el ciclo de invierno; pese a haberse comportado climáticamente de manera benigna en algunos rubros y regiones, la superficie sembrada se redujo sensiblemente con respecto al año pasado, básicamente por el desabastecimiento de insumos, limitaciones crediticias y la inhabilitación de maquinaria parada por falta de repuestos.

Los programas de producción públicos, groseramente favorecidos por Pequiven, Agrosur, Agropatria y la Banca Pública; no aprovecharon las épocas de siembra. La razón, los insumos se los suministraron tardíamente y gran parte del volumen de insumos no utilizados se convirtieron en inventarios  para los próximos años.

Los programas privados, responsables del 80% de la producción de cereales,   trabajaron este ciclo a pulmón propio, con limitados recursos, reduciendo significativamente el área sembrada y sin acceso a las semillas, fertilizantes y agroquímicos de Agropatria y con restricciones financieras severas.

Los productores de caña, frutales, hortalizas, café, cacao, leguminosas, oleaginosas, raíces y tubérculos, quedaron marginados de crédito e insumos.

Pese a todas las contingencias y disminuidas las posibilidades de aprovechar la capacidad de nuestras explotaciones y con  una gestión pública absolutamente desacertada, discriminatoria y sesgada contra del sector privado, nos levantamos cada día con el aura resplandeciente y el estímulo de saber que tenemos un Plan, que el Sistema Agroalimentario Venezolano ha creado una propuesta para lograr la recuperación del producción agrícola y agroindustrial, el abastecimiento y el acceso de alimentos  básicos y que ese Plan contempla políticas y Programas bien estructurados para iniciar  la ruta del crecimiento y el desarrollo.

Venezuela es un país con inmensas posibilidades, estamos subutilizando el potencial de tierras aptas para la agricultura vegetal, animal y forestal,  igualmente el recurso pesquero, desaprovechamos los sistemas productivos y las mejoras incorporadas a la tierra y las unidades pesqueras que por generaciones los productores y pescadores han realizado. Estas son fortalezas apuntaladas en el Plan y consideradas para alcanzar las metas proyectadas.

El Plan País Agroalimentario, en concordancia con el de los otros catorce sectores, marca la ruta de la recuperación del Sistema Agroalimentario venezolano y del crecimiento y el desarrollo económico y social del país. A esa conclusión arribamos en nuestra Asamblea Anual. Aún hay camino por andar en la concepción y estructuración del plan, Fedeagro ratifica su compromiso de continuar ofreciendo su concurso en esta ingente tarea.

La Asamblea Anual de Fedeagro igualmente nos permitió analizar experiencias muy positivas en nuestra región  y  renovar la fe y la confianza en la agricultura, y en los agricultores, los técnicos, los trabajadores y las instituciones académicas y científicas.

Falta la renovación. Rompamos entonces paradigmas y apostemos por la agricultura.

Más Agricultura significa Más País.

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