A la sombra de los sistemas productivos simplificados y dependientes de los insumos sintéticos que se expanden e intensifican, crece y se fortalece la convicción de que existen alternativas de manejo más sustentables e, incluso, rentables. Los especialistas reconocen un viraje extendido socialmente hacia la toma de conciencia que impulsa un cambio de paradigma en los sistemas productivos.
Este giro hacia la sustentabilidad es impulsado, en gran parte, por la sociedad y sus consumidores que, cada vez con más conciencia ecológica y social, exigen una mayor sustentabilidad en los procesos y denotan su preocupación por el cuidado del ambiente, de los recursos naturales y de la salud.
Con la sustentabilidad como meta, resurgen alternativas –como el control biológico de plagas– que estrechan la relación de la humanidad con la naturaleza, al punto de conocer las características de ambientes, cultivos e interacciones biológicas y comprender los ciclos productivos.
Se trata de un método de control que mediante el uso de los controladores naturales se logra disminuir y hasta anular el impacto de las plagas y enfermedades en las plantas y suelos. Si bien esta estrategia no es una técnica innovadora ni moderna, los especialistas coinciden en que se trata de una alternativa beneficiosa y en auge que permite reducir el uso de insumos químicos y bajar, así, la contaminación ambiental.
En este sentido, Juan Carlos Gamundi –entomólogo del INTA Oliveros, Santa Fe–, destacó las numerosas ventajas de la estrategia de control: “Por lo general, no tiene ningún efecto colateral sobre otros enemigos naturales, no genera resistencia, evita la aparición de plagas secundarias o su resurgimiento –algo que suele suceder con los manejos preventivos y tempranos tradicionales– y no produce desequilibrios en los ecosistemas”.
Con información de mundoagropecuario.com